En Ciñera, donde los garbanzos sabían a gloria, hice mi Primera Comunión un 27 de mayo de 1965 ―Festividad de la Ascensión―. Por aquel entonces los buenos iban al cielo y los malos al infierno; y un servidor iba contento al Patronato, donde por edad me correspondía la clase de don Francisco ―el maestro poeta―. Con él, los viernes por la tarde aprendíamos de memoria, y recitábamos por riguroso turno, tres o cuatro estrofas de autores clásicos y contemporáneos. Aún recuerdo algunos de aquellos versos… ¡Qué bueno, qué bueno, qué bueno!
¡Qué bueno el niño de mi memoria! Corriendo entra en la escuela y, tras tres tristes horas de sepulcral silencio y «aprendiz de hombre», sale corriendo. Se para unos segundos en la orilla del río y rebusca entre los desechos: a menudo encuentra trozos de película, que al trasluz mira con ojos de ratón. Por los sótanos de la Hornaguera galopa gritando ¡Honorio! y asciende veloz por la escalera, terminando en la explanada de la Fusca. Desbocado, en un abrir y cerrar de ojos da una voltereta en el quitamiedos de tubo metálico y sale pitando: hasta la fuente de las nieves; y por el puente hasta el pilar con ese tentador saliente que sirve de trampolín. A él accede colándote por la barandilla y salta, ligero de cascos y con los ojos perdidos en la oscuridad, sobre un montón de cenizas. Ya en suelo firme hace balance de daños, se sacude la culera y toma ―¡deprisa, deprisa!― el camino de la fuente del piojo, y el camino a casa.
¡Qué bueno el cine Emilia! Vean si no algunas de las películas programadas durante aquel año: 23 de enero, El tesoro de Sierra Madre; 7 de febrero, La Pantera Rosa; 14 de febrero, Desde Rusia con amor; 27 de febrero, Hiroshima, la ciudad marcada; 10 de marzo, El Verdugo; 25 de abril, La conquista del Oeste; 1 de mayo, Cleopatra; 8 de mayo, Página en blanco; 23 de mayo, El Rolls Royce amarillo; 27 de mayo, El Extra; 20 de junio, Charada; 26 de junio, Los pájaros; 27 de junio, La mujer de paja; 4 de julio, Cantando bajo la lluvia; 11 de julio, La tía Tula; 18 de julio, Tres herederas. Y además, La Gran Evasión, «», La conquista del Oeste, Rebelde sin causa, Días de vino y rosas, El séptimo amanecer, James Bond contra Goldfinger...
¡Qué bueno Edward Dmytryk! Ganó en 1965 la Concha de Oro del Festival de cine de San Sebastián con Espejismo, una película en torno al peligro de la amnesia. Y qué baja estofa tiene, qué pelaje, qué mala ralea, cuánta ignominia encierra el documental dirigido por don Évole y protagonizado por don Ternera Nechaev, y que hoy ―veintidós de septiembre― se proyecta en el concurso donostiarra. Es obvia la decadencia. Nosotros progresamos democráticamente hacia el despeñadero; ellos,… Nosotros estamos hoy peor que ayer y mejor que mañana; ellos,…
Y para terminar esta segunda entrega en un mes siniestro, quisiera recordar un fatídico hecho: el asesinato de Carmen Tagle, un 12 de septiembre de 1989, por la banda terrorista del antedicho demonio vacuno.
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